Ginecología

Contracepción, embarazo, menopausia... Durante estas etapas clave de la vida de una mujer, un especialista es el interlocutor principal: el ginecólogo. Con apoyo en las pruebas que solicita, no sólo se contenta con tratar los problemas ginecológicos, sino que también ejerce un rol fundamental en la prevención y el diagnóstico.

Hay que ir al ginecólogo al menos una vez al año, pero si sufres dolores pélvicos, hemorragias, menstruaciones anormales, o si tienes un bulto en un pecho, acude de inmediato. El ginecólogo es la clave de la prevención. Él es quien ordena la citología, la mamografía, la densitometría ósea... en función de la edad y los antecedentes de salud. ¿Cómo se desarrolla la visita?

Una consulta rutinaria dura entre 20 y 30 minutos. Además de tomar la tensión y controlar el peso, hay que realizar una palpación de mamas y un examen ginecológico. Este último permite observar las características de la vulva, la vagina, el cuello del útero y los ovarios. 
Para practicar el examen, el médico introduce en la vagina de la paciente un instrumento de metal estrecho y largo denominado espéculo. Esta exploración se completa con una inspección de la vagina: el doctor se coloca un guante e introduce el índice con delicadeza para palpar los órganos genitales internos. También puede tomar una muestra para realizar una citología. Es necesario retirar las prendas de vestir de la zona en la que se vaya a realizar la exploración, pero no es obligatorio desnudarse integralmente.